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martes, 25 de marzo de 2014

El destrozo de la reforma laboral sobre el empleo



El destrozo de la reforma laboral sobre el empleo

En dos años de reforma laboral hemos pasado de 18,1 millones de personas con empleo en nuestro país a 16,7 millones. Los efectos de la reforma son meridianos comparando ambas cifras. Podemos poner los moños y lazos que estimemos oportunos pero las cifras son contundentes y en esos dos años no pueden escapar de haber perdido 1.354.700 empleos.

Desde la Secretaría de Empleo y Migraciones se ha elaborado un breve estudio sobre la situación y se recogen los efectos de dicha reforma sobre el empleo, sobre el empleo asalariado en particular, sobre la estabilidad en el empleo. sobre el empleo a tiempo parcial, sobre la dinámica sectorial y sobre el empleo público y privado.

Como conclusiones rápidas podemos recoger:

La primera conclusión es, por lo tanto, que en su principal objetivo formal —contribuir a crear empleo—, la reforma laboral de 2012 ha sido un absoluto fracaso, porque en el bienio que lleva vigente se han destruido más de 1.354.700 empleos.

La población ocupada se desploma en los dos años posteriores a la reforma, en una cifra que casi multiplica por dos la caída del empleo en el bienio previo a la llegada al gobierno del PP y que es incluso superior, en tasa de variación, a la de 2009/2008, el periodo más intenso de la crisis en España y en la economía internacional.

Esta reforma ya ha fracasado y, con ella, toda la estrategia de austeridad, devaluación salarial, precariedad laboral y recortes en el gasto público iniciada en la segunda mitad de 2010 y llevada al extremo a partir de 2012, que ha deteriorado la economía, ha empeorado gravemente las condiciones de vida y trabajo de la mayoría social, ha provocado una brutal destrucción de empleo y un empobrecimiento de amplias capas de la sociedad española.

Segunda conclusión: La reforma laboral tiene efectos perversos en el mercado de trabajo. Aunque es la recesión la que destruye el empleo, la reforma laboral empuja a que esa pérdida afecte de forma especialmente negativa a los asalariados y asalariadas.

Con las reformas laborales todo el empleo neto que se destruye en España es asalariado; sobre todo después de la reforma de 2012 porque, en los dos años transcurridos desde su puesta en marcha, el empleo asalariado cayó en 1.400.000 personas mientras que el empleo por cuenta propia ha aumentado en 74.000.

Esta brutal destrucción de empleo asalariado es la cifra más alta jamás sufrida por España en toda su historia, lo que hace del bienio de la reforma laboral el peor para el empleo asalariado desde que existen estadísticas.
La tercera conclusión es que las reformas laborales no han ayudado a hacer más estable el empleo; por el contrario, al facilitar y abaratar el procedimiento del despido, ha provocado que el empleo estable se reduzca más que nunca.

En 2012 y 2013, se perdieron 777.100 puestos de trabajo netos ocupados por asalariados con contrato indefinido, una cifra que casi duplica la de 2011/2010, y que contrasta de forma extrema con lo sucedido en 2009/2008, el momento más duro de la gran recesión.

El efecto directo de las reformas de 2010 y, sobre todo, de 2012 ha sido el cambio en el modelo de ajuste laboral utilizado por las empresas, que ha pasado de concentrarse de forma casi exclusiva en los eventuales a tener un peso creciente entre los indefinidos.

La cuarta conclusión es que la reforma laboral y la política de subvenciones que fomenta el tiempo parcial están deteriorando la calidad del empleo porque un número creciente de trabajos a tiempo parcial va ocupando el espacio del trabajo a tiempo completo, con una reducción equivalente del salario y un empeoramiento general de las condiciones laborales.

En el bienio de la reforma se destruye más empleo asalariado a tiempo completo que nunca. Los 1.568.200 asalariados menos trabajando a jornada completa es una cifra extraordinariamente elevada, que duplica la del bienio anterior, y que señala la brutal intensidad del deterioro de la calidad del empleo que está provocando la reforma laboral.

La quinta conclusión es que esta cifra sintetiza el fracaso absoluto de la estrategia de las reformas laborales de 2010 y 2012, porque con sus efectos —aislándolos de la dinámica propia de la construcción— la destrucción del empleo asalariado se multiplicó por 6 en comparación con el bienio previo y por tres con el bienio de la gran recesión, 2009/2008.

En los dos años de aplicación de la reforma laboral se ha destruido el doble de empleos asalariados que en los cuatro años anteriores. O dicho de otra forma, ha sido la política económica y laboral aplicada por el gobierno del PP la que ha transformado una grave crisis sectorial, la explosión de la burbuja inmobiliaria/financiera, en una gravísima crisis extendida al conjunto de las actividades económicas.

La sexta conclusión es que la reforma laboral facilita el instrumento necesario para materializar las políticas de recortes de los servicios públicos. La consecuencia es una caída del empleo público sin precedentes en nuestra historia reciente. Si en la fase inicial de la crisis el sector público actuó como un estabilizador de la ocupación, ahora destruye empleo a un ritmo superior al del sector privado, lo que provoca que el empleo asalariado total haya caído más que nunca en la crisis en los últimos dos años.

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