Cuidado con el correo
El
Tribunal Constitucional ha dictado una sentencia que permite la intervención y
el control del correo electrónico corporativo de un trabajador interpretando
que en dicha acción no se vulnera ni su intimidad ni el secreto de las
comunicaciones.
La sentencia
justifica dicho control cuando existan sospechas de una actuación irregular y
las mismas puedan aclararse a través del conocimiento de los correos enviados
desde una cuenta particular de un correo corporativo. Para ese caso, entiende
que la medida es proporcional y razonable.
Se apoya
el Tribunal en que el trabajador no podía tener una expectativa fundada y
razonable de confidencialidad respecto a las comunicaciones que mantenía ya que
era consciente de que la cuenta de correo era de la empresa, que la misma debía
utilizarse exclusivamente para cuestiones ligadas a su prestación de trabajo y
que un mal o incorrecto uso de los medios informáticos estaba tipificado en el
Convenio como falta leve.
Es curioso
que el Tribunal Constitucional afirme que, en términos generales, el uso del
correo electrónico por los trabajadores en el ámbito laboral queda dentro del
ámbito de protección del derecho a la intimidad; pero que "serán las
circunstancias de cada caso las que finalmente determinen si su fiscalización
por la empresa ha generado o no la vulneración de dicho derecho fundamental".
El
problema que no resuelve el Tribunal es ¿que pasa si nos leen el correo,
vulneran nuestro derecho a la intimidad y no existía elemento alguno que lo
justificase?
Aunque el
caso en el que se produce la sentencia es muy obvio, se trata de una situación
de espionaje industrial en la que no hay duda del delito y de una persona
excepcionalmente torpe a la hora de elegir los medios para realizarlo, lo
cierto es que sentencia abre un boquete impresionante en algunos derechos que
hasta la fecha se consideraban intocables y fundamentales para el trabajador o
la trabajadora.
Pero, en
fin, en este país parece que, en todos los apartados que están vinculados a los
derechos de la población trabajadora, llueven chuzos de un tamaño preocupante.
Un saludo.
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